En los últimos años las industrias en general se han visto alcanzadas por la necesidad de estar “digitalizados”, esto es:
- Que cuenten con un sitio web
- Que tengan presencia en redes sociales
- Tener una app móvil
- Hacer emailing
- Y otras estrategias
Si bien, todas ellas aportan a que la presencia de la una marca sea más notoria en medios digitales, no todas ellas aportan valor. Veamos la creación de aplicaciones móviles.
Como en cualquier aspecto de la vida, sea profesional o personal, hay modas y el tema digital no es la excepción. Con el crecimiento exponencial de usuarios móviles en los últimos años, se ha extendido el uso que estos tienen en la vida diaria de los que, en algún momento fueron simples espectadores, ahora son usuarios “hardcore” de este tipo de dispositivos.
La moda a tratar: que las marcas tengan una App móvil.
La creación de una app para móvil, sea este un teléfono o una tablet, requiere comprender ciertos lineamientos de diseño, de usabilidad, de diseño de interfaces y un largo etcétera técnico y de aspectos “soft” que impactan en la percepción de cómo esta app le está haciendo la vida más fácil a los usuarios o, por lo menos, en aquellas tareas que tiene destinadas hacer.
Como consultor en analítica digital, cuando se intenta integrar un sistema de medición (como puede ser Google Analytics, Firebase o Adobe Analytics), me topo frecuentemente con el tema, inicialmente, de arquitectura de la información, donde encontramos que muchas veces la App no tiene una distribución optima de la información, así como el diseño termina por confundir un poco más al usuario. ¿Esto por qué nos interesa? Pues porque a partir de esta configuración podremos definir la estructura que de medición que tendrá el aplicativo.
Pero, ¿Por qué este debe ser un tema de preocupación en app si funciona genial en web?
Simple, porque una app móvil debe tener como propósito principal entregar una experiencia que no se puede tener un browser web en desktop, aprovechando las capacidades (y limitantes) del dispositivo, es decir, debe entregar una experiencia única e immersiva (esto es, que el usuario ni se entere que está usando un aplicativo con una pantalla pequeña). Y es aquí donde muchas marcas fallan al crear su app, pues no hacen sino copiar su web hacia un dispositivo móvil o, peor aún, hacer apps que lo único que hacen es tener un visor web que consume el sitio responsivo.
A continuación se describen los tipos de apps que usualmente encontramos.
Nativas:
Son aquellas que están programadas directamente en el lenguaje de la plataforma objetivo (Android, iOS) y se caracterizan por tener un nivel de personalización muy alto, así como de hacer uso (dependiendo de las habilidades del equipo de desarrollo) de capacidades extra que tiene un móvil, como usar el giroscopio, el GPS, los SMS, la cámara y todas las monerías de que vienen cargadas los móviles.
Híbridas:
Creadas con un software específico a partir de un elemento. Usualmente se diseña un sitio web y a partir de este sitio, se crean versiones de mobile web y las versiones del sitio para plataformas nativas, dentro de la estructura de una app nativa.
Emuladoras:
Apps que están programadas en plataformas nativas, pero que solo son un cascaron que termina mostrando la versión mobile web de un sitio, es decir, es un visor web montado en una app. No tiene gran ciencia.
Nota: En temas de medición, en cada una se implementa de manera distinta, ya que son tecnologías con sus peculiaridades técnicas, pero no es un tema que abordaremos en esta ocasión.
¿Qué podemos definir a partir de esta clasificación?
A partir de esta clasificación es como podemos, como negocio, definir qué tenemos a la mano y analizar si realmente vale la pena crear una app que le agregue valor a nuestra marca; porque, para ver una copia del sitio web en la app (siendo aún una versión reducida o con agregados en algunas secciones), el usuario no tendría la necesidad de instalar esa app, simplemente ve a su navegador web de preferencia (Chrome, Firefox, Safari, Edge) y, simplemente, ve el sitio ahí. Ojo, que sí no tienes un sitio responsivo, que se adapte a pantallas más pequeñas, estas realmente frito y lo tuyo no es andar en temas tecnológicos.
Es así como vemos que a partir de un requerimiento de medición de información, damos con todos los gaps que presentan este tipo de desarrollos. Para evaluar si nuestra app es funcional y será exitosa, habría que verificar, entre otras cosas, que:
- Tenga contenido bien estructurado
- Este pensada para el usos específicos
- Su diseño sea útil para el tamaño de pantalla
- Aporte de una experiencia única y personalizada al dispositivo
- Aproveche capacidades del equipo
- Genera el wow del usuario
Como conclusión:
Si vas a hacer una app que va a ser una copia de tu sitio web o que va a ser un visor de esta última, mejor no hagas nada y evítate la pena de que el usuario desinstale tu App por, digamos, inútil. Recuerda que no hay peor branding que un usuario molesto, así que si te vas a aventurar a entrar a este mundo de las apps móviles, ten en cuenta que debe ser algo útil par el usuario y sobre todo que innove en la forma en que ya haces las cosas en tu negocio.
Del lado de la analítica, es complejo realizar la medición de en sistemas no nativos o híbridos, principalmente por limitantes propias de la arquitectura de la app, lo que puede ocasionar que la información que se obtenga no sea de calidad. Por ejemplo: en una app emuladora no será posible cruzar la información de lo que el usuario realiza la parte nativa con lo que se genera web, por lo menos de una manera estándar y simple.
Entonces, una vez que tengas tu app genial ya diseñada, ahora sí, hablemos de integrarle analytics.